La UEFA se abre para socavar a la Superliga
A día de hoy sigue siendo una incógnita si la Superliga llegará a ser una realidad, pero lo que ya es seguro es que el proyecto de nueva competición le ha puesto las pilas a la UEFA. El organismo presidido por Aleksander Ceferin se ha caracterizado históricamente por su oscurantismo, pero en los últimos tiempo ha iniciado un supuesto proceso de apertura al que se ha visto obligado al ver peligrar ese monopolio del que disfruta con impunidad desde hace 70 años.
Esta semana, después de la celebración de su Comité Ejecutivo, la UEFA anunció a bombo y platillo que integrará en sus procesos de toma de decisiones a los jugadores y a los aficionados. A los primeros a través de FIFPRO Europe, la división europea del sindicato de futbolistas fundado en 1965 y que representa a más de 65.000 jugadores, y a los segundos por medio de Football Supporters Europe, asociación de hinchas fundada en 2008 y que esta activa en las 55 naciones que forman la UEFA a través de ramas locales, como ocurre en España con Accionistas y Socios del Fútbol Español (FASFE), entre otras.
«Estos consejos consultivos orientados a la acción no sólo complementarán la Convención anual de la UEFA sobre el futuro del fútbol europeo, sino que también forjarán canales exclusivos de comunicación para que cada grupo de partes interesadas trabaje directamente con la UEFA», defiende la UEFA en un comunicado.
Bajo esta confusa denominación de «consejos consultivos orientados a la acción» se esconde la cruda realidad de que los aficionados y los jugadores seguirán sin tener voto real donde de verdad importa, es decir, en el Comité Ejecutivo de la UEFA, que está formado por 20 miembros: un presidente, seis vicepresidentes -entre los que se encuentra Luis Rubiales- y otros 12 miembros entre los que destacan Nasser Al-Khelaïfi y Karl-Heinz Rummenigge como representantes de la Asociación de Clubes Europeos (ECA).
«Estamos decididos en nuestro compromiso de trabajar mano a mano con todos aquellos que se preocupan por el deporte y su sistema abierto basado en la meritocracia y la solidaridad», asegura Ceferin, de nuevo en referencia velada a Superliga, a pesar de que el proyecto impulsado por Real Madrid y Barcelona dejó claro hace ya bastante tiempo que no será una competición cerrada.
El decálogo de la Superliga
De hecho, el pasado mes de febrero la Superliga publicó un decálogo con las líneas fundamentales del torneo, entre las que destacaban que el número de participantes se movería entre 60 y 80 clubes y que ninguno de ellos tendría plaza fija. Dentro de estas diez bases, dos de ellas hacían expresa referencia a futbolistas y aficionados.
Así, el punto 4 hablaba de la salud de los jugadores, proponiendo que ese debería factor esencial para determinar el número de partidos que deben jugarse cada año. Por ello, la Superliga se comprometía a no aumentar el número de jornadas que se celebran actualmente en las competiciones europeas. En cuanto al punt0 7, hablaba de mejorar la experiencia de los aficionados con medidas como facilitar la asistencia a partidos fuera de casa. A estos dos colectivos ha intentado acercarse esta semana la UEFA, pero con unas medidas que, como se puede comprobar fácilmente, son básicamente cosméticas.